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La información y los datos suelen ser el mayor activo de una compañía, máxime a día de hoy en pleno auge de la data. Por ello, la normalización de datos es clave en la gestión de los sistemas de información de una organización, tanto en grandes como pequeñas empresas.

En qué consiste la normalización de una base de datos

Se trata de un proceso de organización de las bases de datos en el que se aplica una serie de reglas para tener una estructura de datos saneada. En otras palabras, el objetivo es eliminar duplicidades o dependencias innecesarias en las tablas de datos y entre las relaciones que estas unen - o bien aportarlas, si la necesidad es la contraria-. 

Por ejemplo, la normalización de los datos fiscales en curso de una empresa permitiría eliminar de ese registro otros indicadores temporales, relativos a su histórico, o que dependan de terceras tablas. 

La correcta asignación del valor de los datos es tan importante porque será la única manera de garantizar que se eliminan redundancias y que, por ende, los cambios en la data se implementen y cruzan correctamente.

Ventajas de la normalización de datos

El enriquecimiento de una base de datos supone una serie de ventajas incuestionables para la empresa. En primer lugar, al evitar duplicidades se simplifica notablemente la gestión y actualización de datos en los registros. Esto también se traduce, en términos generales, a una mejora en la productividad del equipo, además de una mejor gestión de la base de datos.

También facilita la integración de datos con fuentes externas y, en última instancia, refuerza la veracidad y la seguridad de la información con la que se trabaja.

Niveles de normalización de una base de datos

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Aunque existen muchos niveles de normalización, son solo tres los más habituales en las empresas. Nos referiremos a ellos como “Formas Normales” y cada una aplica unas reglas o criterios que determinan el nivel de vulnerabilidad de los datos a posibles inconsistencias o anomalías. A mayor nivel de forma normal, mayor normalización.

Primera forma normal

Para que nuestros datos estén en primera forma normal es necesario, en primer lugar, contar con tablas separadas para cada conjunto de datos relacionados. A continuación se debe asignar una clave primaria a cada grupo de datos, que no contenga atributos nulos. 

Otras claves importantes son no incluir datos de significado similar en la misma tabla, que los atributos sean mínimos e indivisibles y que las columnas y filas sean independientes, para que un cambio de orden no influya en su significado.

Segunda forma normal

A los requisitos de la primera forma normal se suma la gestión de múltiples registros. Es decir, si un dato aplica a diferentes localizaciones, debemos crear tablas separadas y relacionarlas a través de una clave ajena o externa. Por ejemplo, para hacer seguimiento del desarrollo de una app, diferenciamos los datos de la aplicación de los de las distintas fases de implementación. Así, los datos se relacionan mediante la clave ajena.

Tercera forma normal

Para alcanzar este nivel, los datos del mismo registro deben estar estructurados de modo que todos los campos dependan de la clave primaria. Este nivel es conveniente en tablas de datos que requieren de continua actualización. Así evitamos desglosar la información en diferentes tablas. 

Normalizar y enriquecer la base de datos de tu empresa permite estructurar y gestionar correctamente toda la información y el llamado “dato único”, ese que supone el máximo valor de la organización y que condiciona incluso la toma de decisiones directivas. Si necesitas más información al respecto o recibir asesoramiento para el tratamiento de datos, ¡no dudes en contactar con nosotros!

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