En las Tecnologías de la Información (TI), la identificación biométrica hace referencia a la aplicación de técnicas matemáticas teniendo en cuenta los rasgos físicos y de conducta de una persona, con el fin de verificar su identidad.
Huellas dactilares, retina, iris, voz, la forma de andar o las venas de la mano son algunos de los patrones utilizados para identificar a los individuos con este tipo de técnica.
Identificación biométrica y seguridad
El uso del cuerpo humano como sistema de autentificación es una forma de seguridad difícil de replicar, que constituye un elemento identificativo muy valioso. No existen dos voces iguales, ni dos personas en el mundo que tengan el mismo iris o que compartan huellas dactilares.
Es precisamente este elemento diferenciador, personal e intransferible, lo que sitúa a la identificación biométrica como una de las claves en materia de seguridad del futuro.
Entre sus aplicaciones prácticas podemos encontrar desde bancos que ya permiten crear una cuenta bancaria mediante un selfie, hasta el desbloqueo del teléfono móvil con la huella dactilar pasando por el reconocimiento de voz para activar sistemas de seguridad en el hogar.
Además de la seguridad, otra de las ventajas que ofrece este tipo de identificación es la comodidad. La posibilidad de usar nuestro propio cuerpo, para prácticamente cualquier trámite relacionado con la tecnología, hace que nos desprendamos de tarjetas, llaves y otros elementos físicos ya innecesarios.
Por otro lado, con la puesta en marcha de la identificación biométrica, se acabarían los problemas de muchos usuarios al tener que recordar multitud de contraseñas y datos de acceso a cuentas bancarias, plataformas multimedia de streaming, etc.
Identificación biométrica como medio de pago
Una de las principales aplicaciones de la identificación biométrica es, sin duda, como medio de pago. La seguridad, rapidez y comodidad que ofrece este nuevo modelo de autenticación lo convierten en el medio de pago ideal para las compras electrónicas.
La tecnología contactless y los pagos a través del teléfono móvil han servido para empezar a “educar” y acostumbrar a la población a utilizar sistemas de pago de fácil manejo, que bien podrían ser la antesala de la identificación biométrica.
Es por ello que, cada vez son más los consumidores digitales que, poco a poco, se decantan por estas nuevas formas de pago, más seguras, que ayudan a prevenir el fraude y ofrecen todas las comodidades posibles.
La implementación de estos sistemas por parte de las empresas será fundamental a la hora de ver cómo evolucionan y se adaptan a las nuevas necesidades y demandas de los usuarios. Habrá que ver de qué forma asumen el coste tecnológico que esto implica y la forma de identificación biométrica por la que se decantarán. El futuro que revolucionará los medios de pago ha llegado para quedarse.
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