palacio-losmadriles-ctisoluciones
los madriles
Por los laberintos de Madrid: La Belleza hecha hospital: “Hospital de Jornaleros

En estos tiempos increíbles de crisis sanitaria que vivimos, los hospitales han sido los protagonistas de las noticias. En Madrid contamos con muchos, algunos muy antiguos de la época de los Austrias que siguen activos, y otros más modernos que han dejado de estarlo. Sería el caso del que he elegido para hablaros, que es precisamente uno de los más bonitos, el Hospital de Jornaleros. A muchos no os sonará este nombre, o habréis pasado por delante sin saber que era un antiguo hospital. Se encuentra en la Calle Maudes, pero se distingue claramente cuando hacemos ese trayecto entre Nuevos Ministerios y Cuatro Caminos. 


Este Hospital surge a principios del s. XX gracias a una fundación benéfica creada por Dolores Romero, que era la propietaria de esta manzana. La idea era crear un hospital para los obreros que no tuvieran medios suficientes para recuperarse en un centro. Se atendía únicamente a varones mayores de 14 años. Esta zona de Madrid, en aquella época, no dejaba de ser un cruce de caminos que pertenecía al municipio de Chamartín de la Rosa, un suburbio donde vivían muchos jornaleros. Los arquitectos encargados del proyecto no serán otros que el tándem compuesto por Antonio Palacios y Joaquín Otamendi, que estaban dando forma a este Madrid de inicios de siglo. Tras siete años de obras, el edificio se inaugura el 23 de junio de 1916, con la presencia de los Reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, y pasó a ser administrado por la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, pero posteriormente fue cedida a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul.

El hospital sigue el esquema tradicional de los hospitales españoles desde el Renacimiento, con cuatro naves en cruz, pero con algunas innovaciones como  que están dispuestas en forma de aspa y en lugar de situar la iglesia en el centro, se va a desplazar a un lateral con acceso directo desde la calle Raimundo Fernández Villaverde. De esta forma, el centro quedará libre para un gran patio octogonal rodeado por una galería de circulación. Así se consigue dar a las salas de enfermería más iluminación y ventilación, algo muy importante para evitar contagios, y además facilita su circulación. Tenía una capacidad para doscientas camas. Además contaba con dos pabellones independientes a ambos lados del aspa con diferentes funciones. Uno de ellos rodeado de un patio estaba dedicado a los enfermos infecciosos con una capacidad de 10 camas, contaba con depósito de cadáveres, sala de autopsias y velatorio.  Se conectaba con el edificio central a través de un corredor subterráneo. El otro pabellón, en el extremo opuesto, era para la consulta pública gratuita con entrada directa desde la calle Treviño, sala de operaciones y enfermería. Este se comunicaba con la segunda planta de la parte central a través de una galería acristalada.

 

Patio central octogonal
 
Patio Central Octogonal

A la piedra caliza y al granito casi sin apenas tallar, tan característico de estos dos arquitectos, lo decoran ciertos remates de placas cerámicas del taller de Daniel Zuloaga, tanto en el exterior como en el interior.

Imagen: Patio Central Octogonal. Los Madriles

Patio central octogonal
 

Durante la guerra civil el edificio fue tomado por las Milicias Populares para ser un “Hospital de Sangre”, donde se asistía a soldados heridos en el frente. Al finalizar la contienda,  se convirtió en hospital militar de urgencias, tanto para los soldados y sus familias como para el personal civil al servicio de la administración militar. Sin embargo, el hospital se cerró en 1964 y cayó en el abandono, hasta el punto que en la zona se le conocía como “la casa de los gatos”. Finalmente, en 1984 lo adquirió la recién creada Comunidad Autónoma de Madrid y se iniciaron las labores de restauración para convertirlo en la actual Consejería de Transportes, Vivienda e Infraestructuras.
 

Imagen: Detalle cerámico de las ventanas con forma de gota de agua. Los Madriles

La iglesia sigue en funcionamiento con acceso por Raimundo Fernández Villaverde. Es la Parroquia de Santa María del Silencio, ya que se dedica por primera vez a personas sordas y sordociegas. Cuenta con una cúpula única de vidrieras realizadas por Maumejean, que llena de color la iglesia al pasar la luz. 

Bóveda
Bóveda de la iglesia de Santa María del Silencio.

Sin duda, es un edificio singular donde hasta el más mínimo detalle se ha cuidado, probando que la funcionalidad no está reñida con la belleza.

Imagen: Comunidad de Madrid 

Beatriz Cristóbal Lana.
Los Madriles. Por los laberintos de Madrid.

logo-losmadriles